ADM | Redacción
Chelsea, principal candidato a llevarse el Mundial de Clubes por la brecha que existe entre Europa y Sudamérica, tuvo que esforzarse para derrotar por 2-1 a un Palmeiras que vendió muy cara la derrota en el estadio Al-Jazira Mohammed bin Zayed Stadium.
Desde el inicio del partido, el elenco de Thomas Tuchel empezó a acorralar a su rival. Pero el elenco brasileño no aguantó como pudo, lo hizo completamente a conciencia, cedió terreno para defenderse en su primer tercio del campo.
Weverton solamente fue exigido una vez, en un remate lejano de Thiago Silva cuando se cerraba la etapa inicial, pero tuvo que estar constantemente pendiente ante los avances de un cuadro inglés al que le costó mucho crear buenas ocasiones durante este período por mérito de su oponente.
De hecho, el Verdão tuvo acciones de más claridad en los pasajes en los que consiguió tener el balón. Los dirigidos por Ferreira lograron su cometido: anularon el poder ofensivo de Chelsea e inquietaron a Mendy, solamente le faltó lucidez en los últimos metros para abrir el resultado.
Ese cerrojo de Palmeiras, muy efectivo durante el primer tiempo, finalmente sería vulnerado a los 10 minutos de iniciada la segunda mitad. El delantero belga Romelu Lukaku abrió el marcador con un remate impecable de cabeza tras un centro enviado por Hudson-Odoi desde la banda izquierda.
No obstante, el cuadro brasileño no se dejó caer y consiguió una importunidad inmejorable para empatar: Thiago Silva saltó a disputar el balón con Rony en en el corazón del área y golpeó el balón con la mano, lo que fue advertido por el VAR y chequeado por el árbitro Christopher Beath antes de sancionar penal. Raphael Veiga se hizo cargo de la ejecución y firmó el 1-1 en el minuto 63.
A partir ahí, el tiempo comenzó a correr con Palmeiras respetando a raja tabla su plan de partido, con mucho oficio y sacrificio, mientras que el Chelsea no podía encontrar los caminos para quebrar esa resistencia. Como el 1-1 quedó estático hasta el pitazo final, se dio paso al tiempo extra.
Tuchel, que ya había dado ingreso a Christian Pulisic, Saul Niguez y Timo Werner y en el complemento, optó por Sarr y ZIyech de cara a la prórroga. Pese a renovar algunas piezas, su equipo no logró la inspiración necesaria para generar peligro real. Mostró ímpetu para ir en busca del triunfo pero pocas ideas para conseguirlo durante el primer tiempo del alargue.
Su escape ante la falta de variantes y el excelente funcionamiento colectivo en defensa del Palmeiras llegó cuando un remate de Azpilicueta dio en la mano de Luan. El árbitro volvió a ser convocado por el VAR para hacer la revisión y sancionó un penal a favor del Chelsea que fue convertido en gol por Kai Havertz, quien también fue el autor del gol de la victoria en la final de la Champions League ante el City de Guardiola. Ese fue el tanto definitivo para lo consagración de los Blues, que terminaron con un jugador más porque Luan fue expulsado por una infracción de último recurso a Havertz en los instantes finales del encuentro.
En 2012, cuando Chelsea ganó por primera vez la Champions League, no pudo ganar este trofeo porque fue derrotado por el Corinthians, que los sorprendió al imponerse por 1-0 con un gol de cabeza de Paolo Guerrero. Esta vez tuvo su revancha. El Palmeiras de Abel Ferreira batalló hasta el final pero la victoria nuevamente cayó en manos de un club europeo, tal como sucedió en las últimas ediciones de este certamen.